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Historia de Alocén

La villa de Alocén fue fundada durante la Reconquista de La Alcarria, en algún momento de la segunda mitad del siglo XI. Su nombre parece derivar de la palabra alfoz que significa lugar o paso. Desde la Reconquista fue una alquería perteneciente al monasterio de Monsalud (Córcoles), al ser donado por Alfonso VIII al monasterio en 1177. Aquí tuvieron los monjes casa o granja en las heredades de Alocenejo y Palacio. Durante la Edad Media perteneció a los monjes cistercienses y estaba encuadrada en la Tierra de Huete. En 1519 consiguió el privilegio de villazgo. En 1562, los monjes cistercienses vendieron el señorío de Alocén a don Gaspar Fernández de Parada, caballero de la orden de Santiago, que fue señor de Alocén hasta 1587, que el concejo compró su jurisdicción ejerciendo el derecho de tanteo, pasando desde entonces a ser villa de realengo.

Los siglos de la Edad Moderna ven prosperar sus actividades agrícolas e industriales que se manifiestan en un considerable crecimiento demográfico. Alocén sufrió la crisis general del siglo XVI y las desgracias acaecidas durante las guerras de Sucesión e Independencia.  En el siglo XX, fue clave para su devenir histórico la construcción del embalse de Entrepeñas que anegó sus tierras de regadío, y el éxodo rural de los años sesenta. En la actualidad viven sus vecinos del turismo, el sector servicios y agricultura.

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es una magnífica construcción de piedra sillar que se construyó en las primeras décadas del siglo XVII, destacando su torre concluida a mediados del siglo XVII y su portada acaba en 1693. El interior es de tres naves separadas,  con cubierta de bóvedas de crucería y aristones. Sus naves albergan seis retablos datados entre los siglos XVII y XVIII: Altar mayor, San Isidro, Nuestra Señora de los Dolores, Virgen del Carmen, Santísimo Cristo del Amparo y San José. La sacristía construida en la segunda mitad del siglo XVIII, alberga en la actualidad un pequeño museo con cuadros, orfebrería, ropa litúrgica y documentos históricos.

El paso de los siglos fija el trazado urbano, dejando algunas construcciones domésticas dignas de destacar, como son su Plaza Mayor y Ayuntamiento que es un edificio de dos plantas porticado, y rematado por una pequeña torre. Cuenta con un total de tres ermitas que fueron levantadas en el siglo XVII. En 1611 la de Santa Ana, en 1656 la de San Juan y en 1676 la deLa Soledad.

Sus fiestas están dedicadas a San Sebastián, San Isidro y el Cristo del Amparo que se celebra el domingo posterior al 15 de agosto (día de la Virgen de la Asunción). Es patrón de Alocén el Santísimo Cristo del Amparo que remonta su celebración a un voto realizado por los vecinos en 1670.

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